sábado, 7 de septiembre de 2019

LA RIBEIRA SACRA: Miradores del Sil y Monasterio de Santo Estevo

Mirador A Mirada Máxica, su nombre lo dice todo
 
En una elevación del Camping Cañon do Sil justo al lado del mirador


Hablando con este señor al borde del helipuerto, también junto al mirador
A unos 3 km. de Parada de Sil, en la aldea de Castro, tenemos un mirador de imprescindible visita, se trata del Mirador A Mirada Máxica, su nombre lo dice todo. Para llegar hasta él tenemos que ir a la entrada del Camping Cañon do Sil y allí dejar el coche (hay zona de aparcamiento), atravesar literalmente el camping y tras él junto a un helipuerto encontramos el impresionante mirador.  Tiene dos pasarelas de madera a diferente altura, desde donde podemos contemplar una espectacular panorámica del río Sil en una de sus zonas más profundas. A unos 150 metros tenemos el Castro da Cividá situado sobre la parte más alta de un cerro formando un recinto amurallado con restos prehistóricos datados en la edad del Bronce, del Hierro y más recientes de origen romano. Y un poco más adelante el mirador natural al lado del castro da Cividá desde donde se aprecia mucho mejor el cañón y sus vistas son mejores. Impresiona estar en este mirador natural.

Mirador de Cabezoás, el lugar más fotografiado de la Ribeira Sacra
Por la carretera OU-0508 camino del Monasterio de Santo Estevo, encontramos junto a la carrtera el Mirador de Cabezoás, hay zona de aparcamiento para dejar el coche en la misma carretera. Considerado el mejor mirador de la ribera orensana por poder contemplarse el meandro que hace el río y las empinadas y vertiginosas paredes del Cañón del Sil. Probablemente es el lugar más fotografiado de la Ribeira Sacra.

Castro romano da Cividade


Mirador natural Peña da Cividade. Sólo acercarse produce escalofríos
Un poco más adelante, unos 10 Km. más o menos, ya encontramos un desvío con una carretera aún más estrecha y muchas curvas que desciende hasta el Monasterio de Santo Estevo, hoy Parador Nacional.

 
En fachada barroca se abre la puerta principal del monasterio con el escudo de la España Imperial con águila bicéfala rematado con corona calada en la parte superior, más abajo entre un par de columnas toscanas, dos hornacinas con las esculturas de bulto redondo de San Vicente abad y San Benito y sobre ellas, el escudo del monasterio con las nueve mitras a la izquierda, en alusión a los nueve santos obispos y a la derecha el de la Congregación de Castilla, encima del hueco de la puerta hay una balconada.
El monasterio benedictino de Santo Estevo, junto con los de Celanova y Oseira, es uno de los cenobios más importantes de Ourense y hasta de Galicia. Edificado en una tierra de eremitas, su origen se remonta al siglo VI y está relacionado con San Martín Dumiense, el “Apóstol de los suevos”. En el año 921 el rey Ordoño II lo cede al Abad Franquila, que lo restaura e inicia entre sus muros una etapa de esplendor.
La fama de observancia religiosa de Santo Estevo traspasó fronteras y llegó a ser tan grande que nueve obispos santos, que tuvieron que abandonar sus puestos a causa de la invasión sarracena, lo eligieron para retirarse en él durante los siglos X y XI. Este hecho hizo de Santo Estevo lugar de peregrinación. Hasta aquí acudían los fieles en busca de un milagro y se lo pedían a los obispos santos yacentes, ante el cofre de plata que contenía sus nueve anillos. En sus honor fue construido en el siglo XII el “Claustro dos Bispos”, el más antiguo del cenobio.
 
El Claustro Grande o de los Caballeros en la actualidad todos los vanos de la segunda y tercera planta del ala este están cegados y en algunos de ellos se han practicado ventanas cuadrangulares para dar luz a habitaciones del hotel habilitadas en esas galerías. Además, toda el ala norte presenta el mencionado acristalamiento asentado en unos perfiles metálicos de bronce que descansan en las basas de las columnas de piedra y reproducen con materiales actuales el ritmo columnario del claustro.

Es de planta rectangular y aunque hoy cuenta con tres alturas, en origen sólo eran dos, con la planta baja con arcos de medio punto sobre columnas de capiteles pseudojónicos en la panda sur y dóricos en los restantes y un primer piso con galería arquitrabada sobre zapatas con volutas jónicas apoyadas en columnas de fuste liso, todo ello rematado con un entablamento con recuadros. La tercera altura se añadió a partir de 1721 mediante arcos de medio punto separados por pilares con sencillos capiteles a los que se adosan pilastras cajeadas
 
El Claustro de los Obispos es un  claustro reglar construido entre los siglos XII y XIII para alojar las dependencias monásticas medievales que, como ya he mencionado, está adosado a la nave del Evangelio de la iglesia en vez del canónico de la Epístola seguramente para acoplarse a las especiales condiciones orográficas del lugar, pues al lado de la Epístola no hay sitio, pegada al escarpe de la montaña. El claustro se comunica con la iglesia mediante una puerta en el ángulo sureste.

Lo que hoy se conserva del Claustro de los Obispos es resultado de la intervención a mediados del siglo XVI después del incendio de 1562, cuando se levantó un nuevo claustro en el que se utilizó lo rescatado del viejo, conservándose el poyo corrido, las columnas pareadas con capiteles en su mayoría con decoración vegetal y alguno con arpías, cuadrúpedos o cabezas humanas, y los arcos de medio punto.
 
El Claustro Pequeño, también se conocía como Claustro do Viveiro  porque contenía una gran fuente que ocupaba toda la superficie del patio en la que los monjes conservaban salmones, sábalos, lampreas, anguilas y truchas traídas vivas de las pesqueras del Sil y el Miño.
En el siglo XVI se produce el advenimiento de la Congregación de San Benito de Valladolid, momento en que Santo Estevo inicia un proceso de transformación que culmina con la construcción de los dos claustros renacentistas. Con la llegada de esta orden, el cenobio pasa atener Colegio de Artes, donde hasta el siglo XIX se formaron jóvenes monjes, entre ellos el padre Benito Jerónimo Feijoo.
 
La fachada de la iglesia está formada por una portada adintelada, un sencillo óculo, una hornacina con la imagen de san Esteban y dos torres prismáticas laterales con balcones corridos y remates piramidales. De todos modos, el enmarque de la puerta es del último tercio del siglo XVIII.


Tiene planta rectangular de tres naves de tres tramos separadas por arcos de medio punto y pilares con columnillas adosadas que recogen los nervios de las bóvedas de crucería, transepto que no sobresale en planta con crucero cubierto con bóveda de combados y tres ábsides semicirculares, más altos los laterales que el central, conformando una curiosa cabecera exterior en la que también destaca una franja de pequeños arquillos ciegos con ménsulas y metopas de variada decoración entre la que se distinguen figuras humanas, un Crucificado, leones, arpías, la estrella de David, entelazos…También conserva una pieza pentagonal de piedra del siglo XII labrada por ambas caras con arquería románica. Mientras que en la cara posterior sólo aparece Cristo en el centro, en la anterior aparece también pero flanqueado por los apóstoles.

Y delante de la iglesia y la entrada al monasterio se encuentra el Cementerio.
Esta fue la visita durante cuatro días a la Ribeira Sacra. Volveremos para conocer más detalles y lugares que quedaron sin ver.


A.Redondo

2 comentarios:

  1. Me ha gustado volver a encontrarme con la Ribeira Sacra. La visité varias veces durante mi etapa de trabajo en Galicia. Gracias.

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    1. Buen sitio para vacaciones, aunque menos para trabajar.

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